Nuestros chicos se portaron como campeones, llegando con caramelos hasta el final del recorrido, en la Avenida de Viñuelas, donde les esperaban todavía un montón de compañeros ansiosos de golosinas. Aguantaron estoicamente las bajas temperaturas con sonrisas y animando a grandes y pequeños en todo momento.
El tren respiraba alegría y optimismo y acompañó con elegancia las carrozas reales.
El tren respiraba alegría y optimismo y acompañó con elegancia las carrozas reales.
Por último, como siempre, agradecer a los papás y mamás que, gracias a su labor desinteresada, primero coordinando el trabajo, luego decorando el tren y más tarde, acompañando durante todo el recorrido a los chicos, hicieron posible que el Tierno Galván desfilara de nuevo por nuestras calles.
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